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El papel de los setos vivos en la biodiversidad urbana

El papel de los setos vivos en la biodiversidad urbana

El papel de los setos vivos en la biodiversidad urbana

¿Qué es un seto vivo y por qué debería interesarte?

Un seto vivo no es simplemente una fila de arbustos que separa dos espacios. Es un ecosistema en miniatura, una barrera natural que no solo define zonas, sino que respira, alberga vida y contribuye activamente a la salud ambiental de nuestras ciudades.

En lugar de materiales inertes como muros o vallas metálicas, los setos vivos están formados por plantas —arbustos autóctonos, trepadoras, herbáceas perennes— que ofrecen refugio, alimento y conectividad a la fauna urbana. Además, cumplen funciones estéticas, acústicas y climáticas que marcan una gran diferencia, especialmente en núcleos urbanos densamente construidos.

¿Aún usas una cerca de PVC? Sigue leyendo y descubre cómo transformar tu separación en un corredor verde.

Un refugio para la fauna urbana

Los setos vivos son auténticos “hoteles verdes” para una variedad de seres vivos: aves que anidan, insectos polinizadores, reptiles beneficiosos y hasta pequeños mamíferos urbanos. En mi propio jardín comunitario, he observado cómo un simple seto de espino albar se ha convertido en el hábitat de jilgueros, mariquitas y salamanquesas.

El secreto reside en la diversidad vegetal. Cuando combinamos especies nativas con floraciones escalonadas y frutas o semillas accesibles, multiplicamos la oferta de alimento y refugio. Esto no solo favorece a la fauna, sino que ayuda a restaurar las redes ecológicas perdidas en el entorno urbano.

Servicios ecosistémicos que ofrece un seto

Instalar un seto vivo no es solo un gesto estético o simbólico. Estos son algunos de los beneficios concretos que aportan:

Estos servicios hacen de los setos vivos una herramienta perfecta para la adaptación al cambio climático en áreas urbanas.

Lo natural también puede ser funcional: setos comestibles y medicinales

Una tendencia que está ganando fuerza, especialmente en proyectos de permacultura urbana, es el uso de setos comestibles. ¿Por qué no transformar tu límite de jardín en una fuente continua de alimento y remedios naturales?

Entre mis preferidos están:

Un seto comestible bien planificado puede dar sombra, color y sabor a tu espacio exterior. Todo sin renunciar a su valor ecológico.

Cómo diseñar un seto vivo en tu terraza, patio o jardín

No necesitas una finca ni una gran parcela para disfrutar de un seto vivo. Aquí te dejo algunas pautas para diseñar el tuyo, incluso si solo cuentas con un pequeño espacio urbano:

En mi balcón, por ejemplo, he optado por un conjunto de endrinos, madreselvas y hierba de San Juan en jardineras profundas. El resultado: privacidad, color todo el año y decenas de visitantes alados cada mañana.

Mantenimiento: menos trabajo del que imaginas

Una vez establecido, un seto vivo demanda menos atención de la que uno suele pensar. Algunas recomendaciones clave:

Además, al evitar productos fitosanitarios y permitir que se instale la fauna auxiliar (como avispas parasitoides o mariquitas), el seto se autorregula. Es el equilibrio perfecto con la naturaleza.

Una herramienta educativa para toda la familia

Si tienes niños, los setos vivos se convierten en una oportunidad única para aprender. Identificar huellas de insectos, observar ciclos de floración, recolectar frutos o simplemente descubrir los misterios de cada hoja… Son ventanas a un conocimiento que ningún aula puede ofrecer con tanta intensidad.

Muchos vecinos del huerto urbano en que colaboro se han sumado recientemente a incluir estas “paredes vivas” en sus parcelas tras ver cómo se convierten en zonas de juego y descubrimiento para sus hijos. ¿Y para los adultos? Una fuente inagotable de paz y reconexión.

Y si ya tienes una valla, no la tires: dale nueva vida

No hace falta empezar desde cero. Si ya tienes una valla metálica o de madera, puedes “naturalizarla”. Una red de malla puede ser el soporte ideal para trepadoras como jazmines, pasifloras, madreselvas o incluso hortalizas como el pepino o la calabaza.

Poco a poco, lo artificial va cediendo protagonismo a lo vivo. Lo he hecho en mi terraza, donde la celosía que protegía del viento es ahora una cortina de verdor con floraciones alternas desde abril hasta noviembre. Todo, con plantas económicas y de fácil mantenimiento.

Los setos vivos como parte de una ciudad más saludable

En un contexto donde las ciudades buscan renaturalizarse, cada pequeña acción cuenta. Un seto vivo frente a una escuela puede atenuar ruidos y atraer mariposas. Una franja verde entre dos edificios reduce el efecto isla de calor. Y en patios traseros o terrazas privadas, estas estructuras vivas devuelven a los habitantes un contacto con la naturaleza que tanto necesitamos.

Implantar setos vivos es, en esencia, un paso firme hacia un modelo urbano más resiliente, biodiverso y habitable. No importa si empieza siendo un metro de romero o una hilera de arbustos en jardineras: el cambio ya está en marcha.

¿Te animas a plantar el tuyo?

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